jueves, 14 de febrero de 2008

Boletín de la Coordinación Pastoral del Colegio San Jorge de Miraflores

Misión Pastoral.
- Compartir la responsabilidad pastoral de la Iglesia en materia educativa, entendiendo que el servicio educativo que la Iglesia ofrece a la sociedad contribuye a fortalecer las prácticas cotidianas de Fe y Amor y la permanente vigencia de Dios en el ámbito educativo.
- Divulgar y fomentar la práctica permanente de virtudes y valores que enriquezcan la personalidad de los educandos.
- Favorecer la formación humana y cristiana de los docentes ampliando sus horizontes de universalidad.
- Sensibilizar a los nuevos y jóvenes líderes sobre la urgente necesidad de iniciativas de solidaridad social, cultural y económica en apoyo permanente de los que menos tienen y lograr su cooperación a través de acciones efectivas y afectivas.
- Proyectar permanentemente la acción pastoral dentro de la familia y la comunidad Sanjorginas.
Objetivos Pastorales.
- Vincular con la Fe nuestras creencias en Dios para que de acuerdo a los caminos elegidos por cada uno, podamos ser miembros una comunidad educativa creyente y plenamente respetuosa de sus credos.
- Facilitar las herramientas más oportunas para lograr una formación humanista, comprometida cívicamente con la dignidad de una profesión tan noble como el magisterio.
- Fomentar una permanente capacitación más allá de sus especialidades de forma tal que el mayor número de docentes tengan la facilidad de acceder a las diferentes actividades culturales.
- Observar la actitud ética frente a los diferentes cambios tecnológicos y su impacto social.

ORACIÓN 1º Domingo Cuaresma (A) ROM 5,12-19
P. Odilo González, c.p.
Señor Jesús, cada vez que lo pienso, me digo: ¡Menos mal que aceptaste la gran idea de encarnarte y asumir la condición humana! Claro que eso fue ocurrencia de tu Padre, siempre tan solícito por sus hijos extraviados. Imagínate que me hubiera quedado atrapado y sin salida. San Pablo me recuerda muy bien aquello de que “por un solo hombre entró el pecado en el mundo…” Y desde entonces, pues ya sabes lo que hay. ¡Para qué contarte!
Viniste tú y me trajiste aire fresco. El del perdón y la esperanza. Te costó caro. Tu propia vida. Pero lo hiciste con toda el alma. Como se hacen las cosas “a lo Dios”. Entraste en la negra historia de los hombres y la luz llegó a los corazones abatidos. Al mío y al de mis hermanos. Gracias a esa luz puedo vivir y caminar. ¿Crees que yo me atrevería a hablarte así si no fuera por la confianza que me inspiras?
“Y por un solo hombre entró la salvación en el mundo”. Le corregiste, pues, la plana a Adán. Lo que él puso de patas arriba, tú lo ordenaste y pusiste bonito. Lo que pasa es que a veces a mí me gusta rebobinar el pasado y volver a la estúpida película del viejo Adán. Soy así de incoherente. Me encanta la “manzana prohibida” de mis majaderías y salidas de tono. Incorregible.
¿Te cuento algo? Cada vez que te contemplo en la cruz, se me cae la cara de vergüenza. ¿Cómo seguir contemporizando con mis flojeras y disculpas a flor de piel? Sé que tú no te perdonaste ni un milímetro a la hora de tu entrega. Y yo dando de largas a mis compromisos cristianos. Cualquier cosa me distrae. No digo que mis cosas no sean importantes. Pero una cosa es que sean importantes y otra que sean improrrogables. En ese caso, tendría que poner en tela de juicio mi pretendida identidad católica. Nadar a dos aguas agota a uno. Y acaba en la morgue. ¡Qué miedo!
Por eso te digo, Jesús: no es que no lo vea claro; en el fondo me doy cuenta de que tengo que revisar mis convicciones. Y si las tengo, darles vida. Estar convencido de una cosa y actuar de otra manera no es de personas cuerdas. Y si mis principios y convicciones se tambalean, ver la manera de buscar un punto de apoyo y ponerse en situación de búsqueda. Nada se nos da hecho. Y la fe y sus respuestas es un bucear continuo. Y lograr el objetivo es propio de los incansables buceadores que no se dan tregua en la maravillosa aventura de seguir creyendo y apostando por la fe en un mundo que ha puesto su progreso en la ausencia de Dios.
Sería muy oportuno, Señor Jesús, que en este tiempo de Cuaresma que hoy iniciamos surgiera en mí un vivo deseo de conversión. Al fin y al cabo, es volver a las raíces, que no es un pasatiempo sino una perentoria necesidad. Necesito el frescor de la tierra profunda. Para no marchitarme y servir de leña seca. Amén.
Mabp/CNCP/2008

No hay comentarios: