jueves, 3 de diciembre de 2009

REFLEXION SOBRE EL AMOR Y LA FIDELIDAD.

Un homenaje a tantos y tantos que caminan juntos en la vida, con mucho amor y mucha, mucha fidelidad.


 

Era una mañana agitada, eran las 8:30, cuando un señor mayor de unos 80 años, llegó al hospital para que le sacaran los puntos de su pulgar. El señor dijo que estaba apurado y que tenía una cita a las 9:00 am.

Comprobé sus señales vitales y le pedí que tomara asiento, sabiendo que quizás pasaría más de una hora antes de que alguien pudiera atenderlo. Lo vi mirando su reloj y decidí, que ya que no estaba ocupado con otro paciente, podría examinar su herida. Durante el examen, comprobé que estaba curado, entonces le pedí a uno de los doctores, algunos elementos para quitarle las suturas y curar su herida.

Mientras le realizaba las curaciones, le pregunté si tenía una cita con otro médico esa mañana, ya que lo veía tan apurado.

El señor me dijo que no, que necesitaba ir al geriátrico para desayunar con su esposa.

Le pregunté sobre la salud de ella.

El me respondió que ella hacía tiempo que estaba allí y que padecía de Alzheimer.

Le pregunté si ella se enfadaría si llegaba un poco tarde.

Me respondió que hacia tiempo que ella no sabía quien era él, que hacía cinco años que ella no podía ya reconocerlo.

Me sorprendió, y entonces le pregunté, "¿Y usted sigue yendo cada mañana, aun cuando ella no sabe quien es usted?"

El sonrió y me acarició la mano.

"Ella no sabe quien soy, pero yo aún se quien es ella".

Se me erizó la piel, y tuve que contener las lágrimas mientras él se iba, y pensé, "ese es el tipo de AMOR que quiero en mi vida", el amor verdadero no es físico, ni romántico. El amor verdadero es la aceptación de todo lo que es, ha sido, será y no será.

La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo; ellos sólo hacen todo, lo mejor que pueden.

"La vida no se trata de cómo sobrevivir a una tempestad, sino cómo bailar bajo la lluvia".


 

viernes, 13 de noviembre de 2009

Siempre dar para recibir.

Dar de si antes de pensar en si.

Un profesional desempleado despertó una mañana y revisó su bolsillo. Todo lo que le quedaba eran $10. Decidió utilizarlos para comprar comida y esperar así la hora de morir, ya que era demasiado orgulloso como para pedir limosna.

Estaba frustrado por no encontrar empleo y no tenía a nadie que pudiera ayudarle.

Compró su comida y en cuanto se sentó a comer, un anciano y dos pequeños niños se le acercaron y le pidieron que les diera comida, ya que no habían comido en casi una semana.

El profesional los miró. Estaban tan flacos que se les notaban los huesos. Sus ojos se les habían hundido. Con el último pedazo de compasión que le quedaba, les dio su comida.

El anciano y los niños oraron para que Dios le diera bendiciones y prosperidad, y le dieron una moneda muy antigua. El joven profesional les dijo: "ustedes necesitan esa oración más que yo".

Sin dinero, sin empleo y sin comida, el joven fue debajo de un puente a descansar y esperar la hora de su muerte.

Estaba a punto de quedarse dormido, cuando vio un Viejo periódico en el suelo. Lo levantó, y de repente leyó un anuncio para los que tuvieran monedas antiguas, las llevaran a cierta dirección.

Decidió ir a ese lugar con la moneda antigua que el anciano le había dado. Al llegar al lugar, le dio la moneda al propietario del lugar. El propietario gritó, sacó un gran libro y le mostró al joven graduado una foto.

Era la misma moneda, cuyo valor era de 3 millones de dólares. El joven graduado estaba muy emocionado mientras el propietario le dio un cheque certificado por los 3 millones. El joven cobró el dinero y se fue en búsqueda del anciano y los niños.

Para cuando llegó a donde los dejó comiendo, ya no estaban. Le preguntó al dueño de una cantina cercana si los conocía. El dueño le dijo que no los conocía, pero que le habían dejado una nota. Rápidamente abrió la nota pensando que averiguaría donde encontrarlos.

Esto era lo que la nota decía:

"Nos diste todo lo que tenías, y te hemos recompensado con la misma moneda.

Firman:

Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo".

DEMÓSTENES Y LA PERSISTENCIA

El joven Demóstenes soñaba con ser un gran orador, sin embargo este propósito parecía una locura desde todo punto de vista. Su trabajo era humilde, y de extenuantes horas a la intemperie.

No tenía el dinero para pagar a sus maestros, ni ningún tipo de conocimientos. Además tenía otra gran limitación: Era tartamudo.

Demóstenes sabía que la persistencia y la tenacidad hacen milagros y cultivando estas virtudes, pudo asistir a los discursos de los oradores y filósofos más prominentes de la época. Hasta tuvo la oportunidad de ver al mismísimo Platón exponer sus teorías.

Ansioso por empezar, no perdió tiempo en preparar su primer discurso. Su entusiasmo duro poco: La presentación fue un desastre. Fue un gran fracaso. A la tercera frase fue interrumpido por los gritos de protesta de la audiencia:

- ¿Para qué nos repite diez veces la misma frase? -dijo un hombre seguido de las carcajadas del público.

- ¡Hable más alto! -exclamó otro-. No se escucha, ¡ponga el aire en sus pulmones y no en su cerebro!

Las burlas acentuaron el nerviosismo y el tartamudeo de Demóstenes, quien se retiró entre los abucheos sin siquiera terminar su discurso. Cualquier otra persona hubiera olvidado sus sueños para siempre. Fueron muchos los que le aconsejaron –y muchos otros los que lo humillaron- para que desistiera de tan absurdo propósito.

En vez de sentirse desanimado, Demóstenes tomaba esas afirmaciones como un desafió, como un juego que él quería ganar. Usaba la frustración para agrandarse, para llenarse de fuerza, para mirar más lejos. Sabía que los premios de la vida eran para quienes tenían la paciencia y persistencia de saber crecer.

- Tengo que trabajar en mi estilo - se decía a sí mismo.

Se afeitó la cabeza, para así resistir la tentación de salir a las calles. De este modo, día a día, se aislaba hasta el amanecer practicando.

En los atardeceres corría por las playas, gritándole al sol con todas sus fuerzas, para así ejercitar sus pulmones.

Más entrada la noche, se llenaba la boca con piedras y se ponía un cuchillo afilado entre los dientes para forzarse a hablar sin tartamudear; se paraba durante horas frente a un espejo para mejorar su postura y sus gestos.

Así pasaron meses y años, antes de que reapareciera de nuevo ante la asamblea defendiendo con éxito a un fabricante de lámparas, a quien sus ingratos hijos le querían arrebatar su patrimonio.

En esta ocasión la seguridad, la elocuencia y la sabiduría de Demóstenes fueron ovacionadas por el público hasta el cansancio.

Demóstenes fue posteriormente elegido como embajador de la ciudad.

Su persistencia convirtió las piedras del camino en las rocas sobre las cuales levantó sus sueños.

¡¡Animo tú puedes!!

Sólo siendo persistente conquistarás tus sueños como Demóstenes.

La persistencia es una virtud que pocas veces vivimos y como boxeadores perdidos "lanzamos la toalla" de la vida antes de enfrentarnos o persistir en nuestros anhelos. PERSISTENCIA, para ser buenos y honestos, ordenados, humildes y fuertes ante todo desafío. Persistencia siempre, para alcanzar nuestras metas.

sábado, 31 de octubre de 2009

El Respeto

Quítate los zapatos

A sus 80 años mi madre seguía viajando. A mí me tocó acompañarla y servirle de guía en un viaje a Tierra Santa y a Egipto. En el Cairo, visitamos una hermosa mezquita, lugar de oración para los musulmanes, y de admiración para el mundo. Había un guardia musulmán a la puerta, que indicaba a los turistas que se quitaran los zapatos, costumbre musulmana, antes de entrar. Me acordé de cuando el ángel le pidió a Moisés que se quitara los zapatos porque el lugar en el que estaba era santo. Mientras visitábamos la mezquita, llegó un grupo de adolescentes musulmanes en visita de su escuela y todo se volvió algarabía, risas, empujones, carreras y todo eso que es natural entre los jóvenes cuando andan juntos. Automáticamente, mi madre reaccionó como mamá y, en español, comenzó a regañarlos y a decirles que aquel era un lugar sagrado y que se portaran bien. Los jóvenes guardaron silencio y a partir de ese momento hicieron su visita en orden. Cuando salimos, el guardia se deshacía en saludos y sonrisas de agradecimiento a mi madre. Yo estaba admirado por el respeto de mi madre a aquel lugar sagrado y por el respeto de los jóvenes, a pesar de ser musulmanes, a una mujer extranjera y anciana.

¿Qué es el respeto?

Es reconocer la dignidad propia de una persona. Es reconocer que todos los humanos somos dignos -y con los mismos derechos- desde el momento en que somos concebidos. Las Naciones Unidas declararon solemnemente los derechos del hombre en 1948. Dios se los dio grabados en piedra a Moisés, en el Monte Sinaí hacia el 1400 a.C., pero ya antes los había escrito en el corazón de cada ser humano desde la creación de nuestros primeros padres.

El respeto, es decir, el reconocimiento de la dignidad de las personas, se lo debemos sobre todo a Dios, que tiene todos los derechos y se lo debemos a todas las personas.

Hay individuos que merecen un mayor respeto, por ejemplo los ancianos, los padres de familia, las mujeres, los niños, en todo momento, los que tienen alguna autoridad, los maestros, los servidores de Dios en cualquier religión y, en general, todo ser humano que se ha ganado nuestro respeto especial por sus buenas acciones, por su sabiduría, por su arte o su destreza.

Lugares y cosas que merecen respeto

Aunque sólo los humanos somos sujetos con derechos propios, porque es conveniente para la recta convivencia y para el bienestar común, extendemos el respeto a la naturaleza, a algunas cosas y lugares.

Los templos, de cualquier religión, son sagrados, lo mismo que los objetos propios del culto. Nadie duda que un panteón merezca respeto en atención a la memoria de nuestros antepasados. Las escuelas, bibliotecas y museos merecen nuestro respeto porque son como templos del saber.

Los bienes públicos deben respetarse porque están al servicio de la comunidad. Quien los daña es un criminal, un ladrón que nos roba.

La propiedad privada, nuestra casa, merece respeto; tenemos derecho a que no nos la pinten los “grafiteros” y a que no nos invadan los vendedores ambulantes impidiendo la paz y el acceso a ella.

Símbolos que merecen respeto

Nos han enseñado a respetar nuestros símbolos patrios y, entre ellos, primordialmente a la bandera y el himno nacional. La convivencia con otras culturas nos ha contagiado de su despreocupación ante sus banderas y ya comenzamos a faltarle al respeto a la nuestra. Recobremos ese respeto que nos dignifica como nación.

Respeta para que te respeten

Respetamos porque reconocemos la dignidad de los demás, pero también por la necesidad de una convivencia pacífica. Si entre esposos se faltan al respeto dándose un trato ofensivo, se habrá terminado el amor y la armonía de la familia. En un hogar así, nada raro que los hijos se falten el respeto entre sí y a sus padres.

Para enseñar el respeto hay que empezar con los niños…

* Explicarles por qué las personas merecen respeto.
* Por qué tratar a los ancianos con deferencia.
* En el templo (cualquiera sea tu religión), pedirle a los niños que se quiten la gorra, que no masquen chicle, que no estén comiendo ni bebiendo agua, que guarden compostura.
* Participar con los niños en ceremonias patrias.
* No usar ni permitir usar un lenguaje impropio por lo ofensivo o vulgar dentro del hogar.

Adaptado de catholic.net
P. Sergio G. Román.
Fuente: Desde la fe.

martes, 14 de abril de 2009

No desmayes.

Cuando el camino se hace cuesta arriba, NO LO DEJES.

Cuando las cosas andan mal - como a veces sucede - NO ABANDONES.

Cuando no consigas resultados, y se sumen los problemas, NO TE RINDAS.

Cuando quieras sonreír y sólo puedas suspirar, NO TE CAIGAS.

Cuando la suerte te sea adversa, y no encuentres fuerzas para seguir, NO RENUNCIES.

Cuando no encuentres compañeros de lucha, NO TE APURES.

Hay manos que sostienen las tuyas!

Cree y Siente en cada minuto de tu vida, deja que tu alma " vuele libre " por los jardines hermosos de la confianza en algo superior que llega donde nuestra visión no puede alcanzar, pero sí nuestro corazón puede sentir.

Tu alma desea estar libre para darte fuerza y estímulo ¡INTENTA!

Cierra los ojos por algunos minutos y deja tus pensamientos volar por sitios de amor.

No podemos cambiar el mundo, ni quitar todo el dolor de la tierra, ni tener ya resueltos todos nuestros problemas, pero podemos a cada minuto mirar con ojos del amor a cada cosa.

Si pensamos que todo es pasajero, miraremos con cariño lo negativo que te encamina a la elevación y perfección, y luego observaremos con felicidad el cambio del mal en bien, de tristezas en alegrías.

Lo que hoy nos hace sonreír fueron las cosas que nos hicieron llorar ayer.

Nuestras faltas de hoy también son las alegrías de mañana.

Las personas se van, los amores se pierden en el tiempo, los problemas se solucionan, hasta el mismo sol se va cada noche para renacer al día siguiente... no te quedes en el medio del camino porque allá... alguien te espera!

martes, 3 de febrero de 2009

Cuenta la leyenda

Sobre los deseos de ALEJANDRO MAGNO para su funeral:

1 - Que su ataúd fuese llevado en hombros y transportado por los mejores médicos de la época.

2 - Que los tesoros que había conquistado (plata, oro, piedras preciosas), fueran esparcidos por el camino hasta su tumba, y...

3 - Que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, y a la vista de todos.

Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos, le preguntó a Alejandro cuáles eran sus razones.

Alejandro le explicó:

1 - Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar que ellos NO tienen, ante la muerte, el poder de curar.

2 - Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen.

3 - Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos, cuando se nos termina el más valioso tesoro que es el tiempo.

Concluimos:

El tiempo, es el tesoro más valioso que tenemos porque es limitado. Podemos producir más dinero, pero no más tiempo.

Al morir nada material nos llevamos, nos llevaremos
la satisfacción de las buenas acciones que supimos realizar.

Cuando le dedicamos tiempo a una persona, le estamos entregando una porción de nuestra vida. El mejor regalo que le podemos dar a alguien es nuestro tiempo.


 


 


 


 


 


 

lunes, 12 de enero de 2009

7 HÁBITOS MORTALES VS 7 HÁBITOS DE AMOR

Muchas personas tenemos estos 7 hábitos mortales, sin darnos cuenta de ello:

1. Castigar

2. Quejarse

3. Culpar

4. Amenazar

5. Perseguir

6. Criticar

7. Sobornar

Estos hábitos hacen que la mayor parte de sus problemas emocionales estén directamente vinculados con el hecho de que usted ha aprendido a tratar de controlar a las personas que lo rodean...

Aprendemos esos hábitos en nuestra infancia de maestros, padres, abuelos, tíos, vecinos, amigos, entre otros…

EJEMPLO:

Limpia la habitación, sino, no hay televisión para ti esta noche (castigo)…

Esas galletas que preparé serán para ti cuando todo esté limpio y ordenado (soborno)...

Después de pasar años expuesto a esta forma de manipular, finalmente comienza a utilizarla también...

Probablemente se limpiará la habitación, pero no quedará una buena relación...

El problema práctico de tratar de controlar a otros es que, cada vez que usted cumple, soborne, se queje, critique, castigue o amenace a alguien…

Encontrará resistencia, le responderán; Lucharán; de hecho la ignorarán, mentirán, harán las cosas a escondidas o acudirán a un millón de medios, para hacer que usted retroceda...

Es simplemente la naturaleza humana. Estamos genéticamente programados para resistir cuando alguien nos trata de obligar a hacer algo que no queremos…

Tal vez sea más pronunciado en una persona que en otra…

Pero a menos que usted reconozca lo que está haciendo y aprenda a buscar lo que desea en una relación, sin tratar de controlar a los demás…

Todas sus relaciones se convertirán en una lucha en el poder que harán sufrir a todos los involucrados...

La mejor manera de eliminar los 7 hábitos mortales es reemplazarlos con los 7 hábitos de amor:

1. Apoyar

2. Estimular

3. Escuchar

4. Aceptar

5. Confiar

6. Respetar

7. Negociar las diferencias.

Pareciera fácil, ya que lo único que uno necesita hacer es aceptar a la gente tal como es...

Pero, al igual que muchas cosas valiosas en la vida, los hábitos del amor son más difíciles de poner en práctica de lo que uno podría imaginar…

Especialmente si representan la personalidad que usted se ha formado. Algunos aspectos que pueden ayudar.

Hágase un análisis realista:

¿Tiene usted los 7 hábitos mortales?

¿Cómo le habló esta mañana a la gente con quien vive?

¿Las estimuló a realizar lo que habían planeado para el DÍA?

Escuche con atención: Trate a las personas como si ellos fueran sus mejores amigos...

Escuche cada palabra, busque el tiempo para sentarse con las personas y realmente prestarle atención sin distraerse con teléfonos celulares o las exigencias de otras personas...

Visualice su nuevo yo: Haga una imagen mental de usted como una persona que practica los 7 hábitos de amor...

Consérvela en la mente y acuda a ella cuando esté hablando con sus seres queridos, para ver si está actuando como una persona que sabe dar amor...

Haga la pregunta adecuada: En el instante en que surge la necesidad de culpar, quejarse, criticar, insistir, amenazar, castigar o sobornar…

Antes de decir nada, deténgase y pregúntese ¿Es esto realmente importante?

Acepte la realidad: Uno debe comprender que la única persona que puede cambiar es uno mismo...

Cuando usted tiene una diferencia con una persona que es importante en su vida, negocie...

Escoja un modelo: Cuáles son las personas a las que admira más, pregúntese que harían ellas antes de reaccionar con uno de los 7 hábitos mortales...

Escriba sobre sus experiencias: Haga un diario, lo que le ayudará a atravesar la transición y ver sus progresos...

Haga un ejercicio constante y CONVIERTA:

Culpar en Aceptar

Sobornar en Estimular

Quejarse en Escuchar

Criticar en Respetar

Perseguir en Solucionar diferencias

Castigar en Apoyar

Amenazar en Confiar